Cuando se habla de la incidencia de los rayos del sol en nuestro cuerpo, solemos pensar principalmente en nuestra piel. Por eso, cuando vamos a la playa, a la nieve o pasamos tiempo en espacios exteriores, lo primero que nos preocupa es contar con una buena crema de protección solar.
Pero, aunque no sea algo tan conocido, las radiaciones solares también pueden afectar a los ojos. Es decir, las gafas de sol no sirven solo para evitar deslumbramientos, sino que han de cumplir una función protectora esencial.

¿Qué son las radiaciones solares?

Las radiaciones solares son las radiaciones electromagnéticas emitidas por el sol. Estas radiaciones se distribuyen desde el infrarrojo hasta el ultravioleta, aunque la mayoría de ellas no llegan hasta nosotros, ya que son absorbidas en la atmósfera. Gracias a las radiaciones que llegan a la Tierra, tenemos una temperatura que nos permite vivir, cultivar alimentos, etc. Y, también, en nuestro caso, nos ayuda a la producción de vitamina D, esencial para la salud de los huesos.

¿Qué sucede si no protegemos nuestros ojos de las radiaciones solares?

Si no cuidamos nuestros ojos de la radiación solar, son varios los problemas y afecciones que podemos sufrir. Las más comunes son las siguientes:

  • Quemaduras oculares: esto no solo sucede exponiendo nuestros ojos directamente al sol, sino también de manera indirecta, por el reflejo de los rayos solares en el agua, el hielo o la nieve. Las partes más sensibles a estas quemaduras son la córnea, el cristalino y la retina, y los síntomas que podemos notar son enrojecimiento e irritación, lagrimeo, dolor, visión borrosa, pérdida de la visión o una sensación de tacto arenoso en los ojos al pestañear.

 

  • Pterigión: Esta afección consiste en un crecimiento excesivo de tejido sobre la córnea, ocasionado por los rayos solares, aunque más presente en personas con predisposición genética a ello. Se suele percibir una sensación extraña en el ojo, aunque también enrojecimiento y lagrimeo.

 

  • Cataratas: Esta enfermedad produce un oscurecimiento del cristalino del ojo, que provoca pérdida de visión o, incluso, ceguera. Los síntomas más comunes son deslumbramientos, disminución de la visión lejana, visión borrosa, con manchas o con puntos negros y variaciones en la coloración de las pupilas.

 

  • Oftalmia: consiste en una inflamación muy dolorosa en los ojos, producida principalmente por una exposición excesiva a los reflejos del sol en la nieve y el hielo. Se presentan párpados inflamados, dolor ante la luz, lagrimeo y ceguera temporal como los síntomas más habituales.

 

  • Tumores: La exposición a la radiación solar puede llegar a provocar la aparición de tumores en los ojos. No hay síntomas establecidos, pero ante cualquier cambio en el ojo, bultos o molestias, lo mejor es prevenir y acudir al médico.

 

¿Cómo podemos proteger nuestros ojos de la radiación solar?

Los ojos tienen mecanismos naturales de protección contra los rayos del sol, pero no resultan suficientes y, por ello, es conveniente tomar alguna medida de prevención adicional.

Entre ellas, evitar exponerse a la luz solar en las horas en las que el sol está más alto; utilizar gafas de sol con protección contra rayos ultravioletas y que contengan el sello CE; no utilizar gafas de sol cuando no sea necesario, para no desarrollar fotofobia e hipersensibilidad a la luz solar.
Si tienes alguna molestia o notas algún cambio en tus ojos, lo mejor es que acudas a tu médico a una consulta médica y te asegures de que todo va correctamente. Y, por supuesto, toma medidas preventivas, como unas buenas gafas de sol con la protección indicada según cuál sea el uso que les vas a dar. En nuestras ópticas podrás encontrar las mejores gafas de sol, para cuidar de la salud de tus ojos y, además, las monturas más modernas y elegantes, para que tu estilo tampoco se resienta.

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