Periodista de profesión, copiloto por vocación y solidario de corazón, así es Nacho Salvador, uno de los fundadores de la Asociación Desierto Niños, que acerca cada año regalos en forma de solidaridad a los pueblos más necesitados de Marruecos. Hoy queremos conocer un poco más sobre este enamorado del desierto, sobre su labor humanitaria y sobre su apasionante experiencia como copiloto del Dakar.

¿En qué consiste vuestra labor en la Asociación Desierto Niños? 

Principalmente nos enfocamos en conseguir servicios para los niños de Marruecos como crear escuelas o guarderías. Intentamos encontrar el dinero para poder hacerlo buscando patrocinadores. El año pasado elaboramos con Hyundai un plan de Marketing en el que al comprar uno de sus vehículos se destinaba una parte del dinero a la construcción de un colegio en Marruecos.   

 

 

¿Cuál ha sido el mejor momento en este trabajo y por qué? 

Lo mejor de nuestra labor es que hay muchos momentos muy bonitos. Recuerdo con especial cariño un viaje que hicimos para llevar gafas de ALAIN AFFLELOU a un pueblo, y el hecho de ver que gracias a esas gafas la gente iba a mejorar tanto su calidad de vida. Es un momento genial, sobre todo cuando se trata de niños o de gente muy mayor. Ver su ilusión es una experiencia única que no se paga con nada. 

 

¿Qué ha sido lo que más te ha impactado en tu labor solidaria? 

Este año nos contactó una asociación de minusválidos que nos pidió sillas de ruedas y muletas, y cuando las llevamos nos impactó muchísimo la necesidad que tienen en esa asociación. Se nos encogía el corazón al ver a chavales tan pequeños con problemas físicos y psíquicos tan graves. Por eso una de las cosas que queremos hacer este año es encontrar dinero para echarles una mano, porque les hace muchísima falta. La gente que participó en este viaje regresó muy impactada. 

 

¿Cuál es la lección más importante que has aprendido en tu vida? 

Que con muy poquito puedes dar mucho a los demás. 

 

¿Qué crees que es lo mejor que puedes transmitir a los niños? 

Que con pasión y con esfuerzo se consigue todo. 

 

¿Qué has hecho que recomendarías a los demás? 

Hacer las cosas que me gustan. Yo me siento un privilegiado porque he conseguido vivir de todo aquello que me gusta: de los coches, de los viajes… Si consigues un trabajo que es tu pasión al final no estás trabajando, estás divirtiéndote todos los días. 

 

Si fueras capaz de cambiar algo en el mundo, ¿qué cambiarías? 

A los políticos (risas). 

 

¿Sin cuál de los cinco sentidos no podrías vivir? 

Sin la vista, sin duda. 

 

¿Cuál es tu palabra favorita?  

Vivir. 

 

¿Cuál es el mejor recuerdo de tu infancia? 

Jugar en la calle todo el día. Tuve muchos amigos y me lo pasaba muy bien haciendo las típicas gamberradas de chavales. 

 

Trabajas además como director de una publicación del motor y has corrido varios Dakar, ¿de dónde te viene la pasión por los motores? 

Mi padre trabajaba en la radio y hacía un programa sobre motor así que todos los días traía a casa revistas de coches. Yo empecé a leerlas y me aficioné, cada vez me gustaba más y al final acabé dedicándome a esto. 

Ficha personal 

¿Qué libro me recomendarías? 

Los pilares de la Tierra. 

 

¿Cuál sería tu slogan? 

Vive y deja vivir. 

 

¿Cómo harías reír a alguien? 

Diciendo alguna tontería (risas). 

 

¿Sin qué objeto no podrías vivir? 

Sin el móvil, ¡hoy nos sirve para casi todo! 

 

¿Cuál es la última vez que pensaste: “tierra trágame”? 

El “tierra trágame” lo digo constantemente porque no me acuerdo del nombre de las personas. 

 

¿Qué canción no te gusta, pero te la sabes de memoria? 

El Despacito. 

 

¿Cómo tienes el maletero del coche? 

Lleno de mierda (risas). 

 

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en una mujer? 

La honestidad y que sepa cumplir su palabra. 

 

¿Y en un hombre? 

Lo mismo. 

 

¿Has tenido algún mote? 

¡Muchos! En el instituto me llamaban “El patas” porque me sentaba muy mal en clase y siempre daba a la gente con los pies. 

 

Si solo pudieras comer una comida en tu vida, ¿cuál sería? 

Elegiría algo de comida sana, ¡que hay que cuidarse! 

 

¿Qué querías ser cuando fueras mayor? 

Quería ser lo que soy. En el instituto nos hicieron una encuesta sobre lo que queríamos ser de mayores y yo dije lo que

soy. Estoy feliz de haberlo conseguido. 

 

¿Cuál es tu manía más rara? 

Decir: “te lo dije”. 

 

¿Qué dos cosas te llevarías a una isla desierta? 

Me llevaría una navaja multiusos y algo con lo que hacer fuego, supongo que con esas dos cosas conseguiría sobrevivir. 

 

¿Una pasión? 

El desierto  

Su experiencia como piloto de Dakar 

Cada día te preguntas: ¿Qué hago yo aquí? 

“Tienes que tener una pasión muy grande para correr el Dakar. Sin ella es imposible embarcarte en una aventura como esta, porque correr el Dakar es algo extremadamente duro y peligroso, y la gente, a veces, no es consciente de que es así. Son muchas las impactantes experiencias que vives allí… Una noche estábamos cenando todos los compañeros tras la etapa y al día siguiente hubo un accidente y nos encontramos a estos compañeros en medio del desierto, heridos muy graves, y tuvimos que atenderles. Es una de las peores experiencias que recuerdo. Las lesiones que tenían eran horribles y uno de ellos quedó paralítico.

En el Dakar todo es duro, se pasa mucho frío, hambre, pueden robarte piezas del coche a punta de metralleta, te puedes quedar tirado sin gasolina en medio del desierto y tener que apañártelas para sobrevivir con una tribu hasta que te rescaten. Estar todos los días 12 horas metido en un coche del que no te puedes bajar ni para hacer tus necesidades… El último Dakar que corrí salí evacuado en helicóptero y aún tengo secuelas de aquello. Cada día que pasa te preguntas: ¿Qué hago yo aquí? En el Dakar he llorado de pena, pero también de emoción. A pesar de todo lo malo, hay momentos que son mágicos, que quedan grabados en tu retina para siempre y que no cambiaría por nada”.