Día 2 – Tánger – Meknes – Convivencia y mucho ánimo de las voluntarias en un largo día.

25 de marzo de 2018

Primera mañana en Marruecos para las voluntarias de la Fundación ALAIN AFFLELOU, que además recibían al séptimo miembro del grupo, Abdelaziz Idhammou, llegado directamente desde Marrakech para vivir una jornada de transición de El Desierto de los Niños con salida en Tánger y final en la ciudad imperial de Meknes. Verónica, se encargó de presentar a Abdel al resto de compañeras, que lo recibieron con las brazos abiertos.

Reunión previa a la salida de la caravana, consejos y directrices sobre la ruta para acabar con la presentación oficial de las voluntarias a toda la organización y participantes de esta edición, que como no iba a ser de otro modo fueron ovacionadas por los asistentes. Momento entonces para cargar la furgoneta, y prepararse para un largo día en la carretera.

Ocasión para unir lazos entre el grupo, conocerse mejor, y como decía Silvia, “para que esto sea el comienzo de una gran amistad entre las voluntarias”. El grupo se dirigió entonces al sur bordeando la costa marroquí hasta Rabat, donde la caravana realizará una parada técnica de avituallamiento. Tanto los miembros de la Fundación como el resto de participantes aprovecharon el momento de relax para conocerse mejor, incluso comentar anécdotas sobre las ediciones pasadas.

50 kilómetros después, se empezó a avistar en el horizonte la ciudad de Meknes, conocida por su Medina, declarada Patrimonio Cultural por la UNESCO. Paso rápido por el hotel para descargar el equipaje, y directos al centro de la ciudad para visitar su mercado, donde los puestos de comida se sucedían uno tras otro repletos de jóvenes, “algo muy diferente a lo que estaban acostumbradas en España”, como decía Patricia.

También hubo tiempo para pasear por sus estrechas y enrevesadas calles, muchas de ellas dedicadas en exclusiva a la confección. A Inma, le sorprendió “la gran cantidad de colores con los que tejen sus trajes ceremoniales”, mientras Eli miraba asombrada la laboriosa tarea que los tejedores. Los puestos de artesanía le llamaron la atención a Cristina que destacaba “los detalles de las piezas que se veían en los escaparates”.

La noche cayó rápidamente sobre la que un día fuera capital de Marruecos, hora de descansar para nuestras voluntarias, a las que les espera una jornada larga por carreteras de montaña.