Mi bitácora: 13 de abril, Tánger – Marrakech

14 de abril de 2019

Primera noche en Tánger, Marruecos. El sueño venció la batalla de los nervios. De una manera impredecible, esa noche pudimos descansar. Todas las emociones, expectativas e incluso frustraciones quedaron a un lado y fueron sustituidos por un sueño reparador que nos permitiría coger fuerzas para el día siguiente.

La mañana del sábado en Tánger fue un cúmulo de sorpresas. ¡Al fin conocí a Abdel! Eli, nos lo presentó. Él va a ser importantísimo en nuestra travesía y representará un papel primordial en nuestra aventura.

Abdel completaba el círculo de voluntarios aventureros de ALAIN AFFLELOU. Antes de su venida, algo faltaba. Yo, al menos, sentía que no estábamos completos. Echaba en falta otra de las piezas clave para garantizar el éxito de nuestra aventura. Abdel será guía e intérprete en las revisiones y sin él, sería muy complicado comunicarnos con las gentes del lugar y hacer nuestro trabajo. Cuando apareció, sentí un alivio y pensé. ¡Bueno, ya estamos al completo! ¡Ahora a disfrutar y trabajar!

Ya con Abdel, empezamos la mañana con una reunión informativa de «El Desierto de los Niños». No olvidéis que es una caravana a la que la Fundación ALAIN AFFLELOU se suma, así que es muy necesaria la organización e información. En esta reunión nos marcaron las directrices básicas de actuación.

Y, llegó nuestra segunda sorpresa. Conocimos a Nacho Salvador, director de la caravana. Él nos presentó en la reunión halagando nuestra gran labor de ayuda en Marruecos. Los aplausos nos hicieron sentirnos ruborizadas. ¿Por qué nos aplauden, si aún no hemos hecho nada?, pensé yo. Además, no hemos venido aquí para ser las protagonistas.

Los protagonistas son los niños, hombres y mujeres que viven su día a día en sus pueblos marroquíes y luchan por sobrevivir en un mundo hostil con todas las dificultades que presenta. Ellos son los aplaudidos. Yo, al menos, les cedo mi aplauso. Todo para vosotros… os lo merecéis muchísimo más que nosotras.

Y, después ¡carretera y manta! Teníamos que dirigirnos a Marrakech y teníamos un buen camino por delante. Os contaré un secretillo… hay alguna óptica aventurera que le encanta cantar en los viajes, no descubriré su nombre, pero que sepáis que lleva el canto en las venas 😉 Amenizando el viaje de más de 500 kilómetros, je, je.

En nuestro recorrido junto con la caravana, pasamos por la costa, un mar azulado que nos invitaba a hacer una parada fugaz y disfrutar de las aguas marroquíes. Erica y Blanca, propusieron parar para darnos un chapuzón pero habrá que dejarlo para otro momento. ¡Hay que cumplir con el itinerario!

Al fin llegamos a Marrakech. Es como podéis imaginar. Espectacular. El zoco, la plaza de Jemaa El – Fna. Todo abarrotado de gente, ya que Abdel nos explicó que era festivo. Por supuesto, no pude evitar comprarme alguna cosilla que otra. Recuerdos físicos que no superarán los recuerdos de vivencias, pero al menos nos ayudarán a tener una presencia física del viaje.

Un viaje que está siendo como esperaba. Y aún queda lo mejor.

Firmado: Una Óptica Aventurera