¿Pueden dañar la salud visual de los niños unas gafas mal graduadas?

21 de marzo de 2019

La visión es un sentido primordial para el desarrollo y el aprendizaje en el niño. Hasta los 8-9 años los niños están desarrollando su vista, y la mala graduación de las gafas supone un perjuicio para este desarrollo.

El 80% de información que recibe un niño de su entorno es por su sistema visual. De ahí́ la importancia de las visitas anuales al especialista y la graduación correcta de las gafas, porque se estima que entre un 5-10 % de los preescolares y el 25% de los escolares tiene algún tipo de problema visual.

¿Qué dicen los estudios?

Aunque los estudios realizados en Estados Unidos en la década de los 60 sugerían que los niños podrían beneficiarse llevando gafas con una prescripción ligeramente inferior a la que técnicamente necesitaban, los estudios de seguimiento posteriores demostraron que es justamente lo contrario.

 El departamento de Oftalmología del Hospital Central de Finlandia realizó un estudio sobre la evolución de la miopía que comenzó en 1983 y concluyó en 2014. Entre las conclusiones de este, se observó que los participantes que usaban la prescripción correcta de gafas tenían una progresión más lenta de la miopía, en comparación con los que presentaban leves diferencias en las correcciones.

Al llegar a la edad adulta, todos los participantes miopes del grupo de estudio tenían que usar gafas para ver claramente, sin variaciones estadísticamente significativas en el  defecto refractivo, o la agudeza visual.

España es uno de los países de la Unión Europea con mayor porcentaje de fracaso escolar. Aunque los malos resultados escolares se deben a problemáticas variadas, las dificultades en la visión es una de las causas bastante habituales.

¿Qué síntomas tiene una mala graduación de las gafas?

Si las gafas de los niños están mal graduadas, lo habitual es que sufran molestias, como irritación, dolor de cabeza, picor o escozor en la zona ocular. Aparte de estos problemas, tendrán que hacer frente a un esfuerzo mayor que el resto de los alumnos en su aprendizaje, ya que parten de la desventaja de una visión deficiente.

Estos son algunos de los síntomas que pueden indicar que las gafas de tu hijo están mal graduadas:

Visión borrosa. Cuando las gafas están mal graduadas, aunque sea una diferencia pequeña, puede causar visión borrosa.

Dolores de cabeza. Usar gafas mal graduadas durante un largo periodo de tiempo puede causar fatiga ocular, lo que provoca dolor y molestias oculares.

Irritación en la zona ocular.

Sequedad ocular o lagrimeo constante

Molestias musculares en la zona del cuello, hombros o espalda causadas por posturas incorrectas provocadas por la dificultad de visión.

Problemas de concentración.

Vértigo o mareos.

En definitiva, lo que demuestran los estudios es que la mala graduación de las gafas no mejora los resultados a largo plazo, pero, a corto plazo, la fatiga ocular en los niños puede hacer que la visión empeore más rápidamente. Por este motivo es esencial que los niños utilicen desde el principio gafas con la graduación correcta.

En consecuencia, es importante acudir a revisiones periódicas para adaptar las lentes adecuadas  a los cambios de graduación que son más que habituales a lo largo de su crecimiento, garantizando que desarrollen todo su potencial académico de forma correcta